lunes, 26 de noviembre de 2007

Da rabia

Hoy, a las 7 am. casi no he podido dormir.

Tengo rabia conmigo, de esa rabia que retuerce la boca del estómago.
Nada de lo que digo a viva voz me parece real. Lo cierto es que me doy cuenta el porqué no me gusta estar sola... me da miedo extrañarte, me atemoriza obsesionarme nuevamente con la idea de tu posible infidelidad. Tú aun no entiendes que fuiste infiel porque eras engañoso con tus palabras, que yo incautamente creía. No logro superar esa herida que tengo en alguna parte del cerebro bien oculta, algo cursi es vivir diciendo que quisiera tener un tratamiento como el de "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", adentrarme en los flash back y borrarlos de a uno... los malos... y los buenos también porque ¿sabes? las buenas memorias sólo sirven para hacer más daño, te sirven sólo para reforzar lo que no vuelve, para recordarte que fuiste feliz y que ya no volverás a sentirte tan completo con alguien. Me siento un emblema de la cursilería. Llena de tópicos recurrentes y recorridos.
No me gusta estar sola, no me gusta pensar en ti, es como un círculo de auto masoquismo, sabiendo que el dolor no es hasta ahora superable, me sigo zambullendo en él.
En esta carta abierta, Oso Polar, perdido en el ártico de su propio corazón. Sólo quiero hacerte saber que todavía sufro aunque te diga lo bien que estoy, aunque me veas llena de proyectos, aunque mis amigas me manden a la misma mierda cuando empiezo con la repetida cancioncilla. Ahora sí que eres un delincuente, ¿Te acuerdas?, pues bien, tu crimen te lo dejo de tarea.