martes, 11 de diciembre de 2007

Así se me fueron los años de juventud...

La tradición popular le da distintos apelativos a las semillas que surgen de esta flor, abuelitos, viejitos, la verdad que esta flor silvestre que en su juventud tiene un intenso color amarillo, me ha entregado mucha felicidad, como diría la persona que más me conoce en el mundo, es tan fácil hacerme feliz, lástima que pocos lo sepan... lo que también es trágico, depender mi felicidad de otros.
Bueno, pero el hecho, para no seguir con divagaciones, es que los dientes de león tienen un lugar importante en mi imaginería, mi parte cursi, la que se detiene a soplar con fuerza estos añosos pétalos, de paso pidiendo un deseo... siempre el mismo.

1 comentario:

Celeste Reyes De Negri dijo...

"Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar al fin todos los pequeños goces, que son los más perdurables."
Letras no mías por supuesto. Bombalianas. Las siento muy apropiadas para aludir al sentimiento de pérdida de tus líneas. Porque vivir es perder (tampoco frase mía, ni de María Luisa.)Los viejitos... Vuelan, se van, como la juventud o esa felicidad que ni creo ya muy bien que exista así tal cual. El secreto: Que sus retazos pueden volver a nosotros. Ojalá no nos pasen desapercibidos cuando ello suceda.
Si poco requieres para un poquito de felicidad, te mando un modesto y apretado abrazo, cherie.
Cinthia